La Pintura en la Escuela de Bellas Artes
Desde su fundación en el año 1,918, la ENSABAP ha formado
artistas de reconocida trayectoria nacional e internacional, erigiéndose como
la escuela de arte más importante del país. Para corroborar tal afirmación
basta mencionar a los academicistas, al
indigenismo o a los independientes quienes en su momento llegaron a ser
importantes representantes de la plástica peruana. La mayoría de ellos surgió
desde la especialidad de Pintura, que es una de las carreras fundadoras y de
las más representativas de Bellas Artes.
Sin embargo, pese a los logros alcanzados en tiempos
pasados, la desactualización de los medios, materiales y teorizaciones en
cuanto al arte en el área de pintura, ha terminado por desfasar a la
especialidad en el tiempo. Este desfase no es atendido porque se oculta debajo
de los mitos que existen de la carrera.
Para fundamentar tal afirmación, utilizare el tema de las
herramientas, instrumentos, equipos y mobiliario que son utilizados en los
talleres bellasartinos, afirmando que las herramientas pueden definir la
estructura del pensamiento y la relación del individuo con su medio natural y
social.
Si revisamos las carreras de Artes Plásticas y Visuales
encontramos que la más joven es la especialidad de Conservación y Restauración
que tiene solo un lustro de funcionamiento. Posee una naturaleza compleja que
hace difícil intentar realizar un dibujo certero de su actual momento.
En el caso de Grabado es bastante claro percibir la
ebullición por la que pasa la especialidad en la gran variedad de técnicas,
procedimientos y medios que plantea: Poseen una sala de cómputo autónoma desde
hace ya un tiempo, asimilando el diseño gráfico digital, la fotografía y las
impresiones digitales como medios válidos para sus propuestas, ni que decir de
la variantes que la carrera asimila en los tintes, pinturas y soportes (papeles
diversos, aglomerados, maderas, plásticos, viniles, telas, etc.) todo ello
articulado con los medios y talleres tradicionales, propios de la carrera.
Escultura por su parte ha sumado en los últimos 25 años
equipos, herramientas y materiales a sus posibilidades técnicas y expresivas:
los ya conocidos talleres de soldadura eléctrica y autógena, maquinaria
eléctrica como taladros, moladoras y pulidoras; lo que ha permitido incrementar
posibilidades y técnicas variadas al tradicional modelado en arcilla. Podemos
citar el labrado en piedra, tallado en madera, ensamblajes, metales, el
moldeado y vaciado en resina, fibra de vidrio y otros materiales.
La especialidad de Pintura, pese a valiosos intentos de
contextualizar y actualizar la carrera tanto en la parte conceptual como en sus
medios de expresión, se mantiene congelada y encasillada en ciertos cánones de
la pintura al óleo, ligados al neoclasicismo y el luminismo. Paradójicamente,
en ciertos casos se amparan en el romanticismo para defender una supuesta
“subjetividad incuestionable”.
Es cierto que han existido propuestas más autónomas y
actualizadas pero que se han generado por iniciativas personales de parte de
algunos estudiantes y profesores más que a través de una propuesta organizada y
sistematizada desde la especialidad.
OLEO, PINCEL, TELA.
Por ello, si visitamos los actuales talleres de Pintura en
la ENSABAP, estaremos viendo un repetido panorama de caballetes y bancas no muy
diferente de los primeros talleres de pintura, allá por los siglos XV o XVI. Ni que hablar de los materiales: se continúa
con la predilección y la práctica casi exclusiva del óleo sobre superficie
plana*. Las herramientas siguen siendo pinceles y paleta; tal como los pintores
del siglo de las luces en Europa, lo cual podría excusarse en cierta tradición
pero que resulta llamativa como propuesta para un país tan diverso y
multicultural.
Nuestra crítica no va específicamente en contra del óleo o
del pincel. Sí a favor de incluir otras alternativas para los estudiantes de
esta carrera, pero de una manera sistemática. Es tiempo de que Pintura pase a
ser una carrera laica. Creo que la especialidad puede replantearse y dinamizarse a
partir de propuestas sólidas, dejando de lado cánones y modelos lejanos o
esperanzándose solo en esfuerzos aislados de algún docente o estudiante de
turno.
Hoy la institución cuenta con dos Programas y cinco carreras
profesionales; sin embargo al hacer el análisis de las especialidades encontramos
que la menos actualizada es Pintura. La crisis de Pintura en Bellas Artes pasa
desapercibida porque sus problemas se ocultan debajo del marcado estereotipo
que existe del pintor.
Carlos Valdez Espinoza
11 dic. 2011
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