Foto Municipalidad del Rímac. Mural artista Decertor
EN BUSCA DEL CLICK
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Perú, Democracia y Arte
Pensar en el Perú nos invita a navegar por los ríos
caudalosos de la identidad, la memoria colectiva, lo multicultural; la cultura
oficial remando frente a frente (rozándose) con lo culturalmente emergente, lo
denominado masivo o popular. Somos testigos directos de grandes
transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales. Hay olor a
cambio.
Muchos de los fenómenos que vivimos actualmente se explican
desde el enfoque postmoderno: “el gran relato que se instauró en el pensamiento
moderno fue el de concebir la historia humana como algo unitario, eurocéntrica.
Pensar desde la diferencia, la otredad, la otra orilla significa que estamos
ante una nueva etapa (no hay historia única: hay imágenes del pasado desde
diversos puntos de vista). El tomar la palabra por un creciente número de
subculturas constituye el efecto más evidente”. (Vattimo)
El arte moderno occidental está marcado por normativas o principios determinados por
grupos específicos: “¿los intelectuales?”, el poder político, el poder
religioso, el poder económico. Esto todavía se refleja en el Perú en la
percepción “oficial” de asumir y dictaminar el arte, desde la colonia, pasando
por lo republicano y lamentablemente hasta hoy.
Por ello, relacionamos nuestro “arte oficial” con la idea
del arte en la modernidad: culto al talento del artista, originalidad,
autonomía, institucionalización de la cultura artística: historia del arte, el
círculo de las galerías, museos, etc., la oposición tradición – modernidad.
Sin embargo, podemos encontrar grandes posibilidades en la
validación del mal llamado “arte popular”: entre nuestros antepasados
prehispánicos y en algunas comunidades andinas hasta hoy el concepto cercano a
lo que denominamos arte sería la “Qellca”. Qellca está relacionado con lo
colectivo y lo grupal, no es antropocéntrico sino cosmocéntrico, no valora lo
estético en sí mismo sino que necesita agregar el valor de lo utilitario en su
sentido más amplio: la educación para la vida y el arte son una unidad. Los
qellcacamayoq fueron una mezcla de
artistas, educadores y cronistas sociales con roles claramente establecidos
dentro de las comunidades (Josefa Nolte).
Hoy en día el público se halla en una situación mucho más a
la vanguardia que nuestro arte oficial: el espectador común vive y circula
dentro de un mundo de referencias fragmentarias de la realidad, mezcla, une,
descontextualiza los diversos elementos y recrea, hasta el infinito nuevas
yuxtaposiciones (imágenes desde los medios masivos, publicidad, moda, internet,
globalización).
La postura del arte que creo necesaria es de aquel que ha
logrado liberarse de tres elementos: liberado de la separación entre arte culto
y arte no culto (popular, masivo) liberado de la separación entre artista público
y la pérdida de la organicidad de la obra, pues la obra se configura desde
innumerables fragmentos. (Benjamín)
EDUCACIÓN ARTÍSTICA
En los últimos años se han extendido conceptos referidos a
las prácticas democráticas siendo posible compartir términos como inclusión,
participación, diversidad, interculturalidad, etc. Estos principios hacen
necesario abordar el tema de la educación del arte bajo otras perspectivas, que
integre lo vanguardista con lo tradicional, lo popular y lo culto. Lo
tradicional, la calle, lo emergente, la jerga, el sabor a cebiche tiene que
entrar al museo, a las escuelas, a la institución como tal; lograr el noviazgo
entre chola y pituco, entre apus e iglesias, entre gerente y vedette, ¿podremos hacer click?...
Carlos Valdez Espinoza -
Mayo 2009
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